descansado de espaldas al mundo
ciega a la que alguna vez fue su realidad
y teniendo como última sensación al suave y delicado pasto
no la esperaba, sin embargo ella me esperaba a mí,
paciente
contando los minutos
hasta que bajé la mirada,
y sí,
ahí estaba
no diré que si merecía o no lo que le sucedió,
ningún animalito merece ser juzgado al respecto,
ellos no tienen conciencia,
no saben qué es si quiera "merecer" algo,
por lo que sería muy humano
(nótese que uso la palabra "humano" como un adjetivo negativo)
y mezquino decidir
pero sí diré que su presencia cambió notablemente mi mañana,
y que gracias a ella ahora me doy cuenta de lo sensible y vulnerable que es la vida
y con este último pensamiento, me despido de ti, Paloma,
esperando que mi reflexión le haya hecho justicia a tu defunción, y que ahora estés en un lugar mejor
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